"DESAHUCIOS Y CLÁUSULAS ABUSIVAS". |
En los últimos años estamos atravesando por un cúmulo de circunstancias, todas ellas relacionadas con la crisis mundial existente, pero en gran medida agravadas por la burbuja inmobiliaria. A día de hoy muchas familias se ven afectadas por un doble drama, la pérdida de su empleo, así como por la presión que ejercen los Bancos sobre las mismas, ante su imposibilidad de hacer frente al pago de sus hipotecas. En este sentido cabe destacar como la caída de precios del sector inmobiliario afecta directamente sobre el resultado de la deuda total soportada por los prestamistas, los cuales en su día, en épocas de crecimiento económico, dispusieron sus ahorros en manos de los Bancos con la intención de poder acceder a un préstamo hipotecario para adquirir su primera vivienda.
Información y cautela: El consumidor debe de asumir e interiorizar que los Bancos son entidades privadas con fines lucrativos. En ocasiones, la figura del Banco o del Director de una oficina bancaria se ha visto por muchos clientes como una figura de referencia, una especie de aliado de confianza a quien acudir a solicitar asesoramiento financiero, sin dudar en ningún caso de su credibilidad y competencia. Sin que sea mi intención generalizar, ni desacreditar a los mismos en el ejercicio honrado de su profesión, si que cabe advertir al consumidor que pese a esa imagen paternalista, en muchos casos los mismos no han sido buenos consejeros, bien por su afán lucrativo, bien por su falta de diligencia, o bien por la falta de información suministrada a sus clientes, este último, el defecto más generalizado, sobre todo entre los prestamistas hipotecarios.
Por lo tanto, no pretendo generar una alarma social, ni extender el descrédito de todos los trabajadores de banca, sino más bien prevenir al consumidor, y advertirle que a la hora de establecer una relación de carácter contractual con un Banco, no debe dejarse llevar por impulsos, ni por amistad o enemistad, sino que debe de analizar qué tipo de producto está contratando, debe de ser cauteloso, contrastar la información suministrada y solicitar varias ofertas.
Condiciones y clausulas abusivas: Aquí reside una de las claves para evitar ser víctimas de las clausulas abusivas, la negociación previa es fundamental. Hasta hace bien poco pensar en sentarse a negociar con un Banco sobre las condiciones de un contrato de préstamo hipotecario era casi impensable, los clientes se veían obligados, en la mayoría de supuestos, a aceptar el contenido del contrato y su clausulado íntegro, sin opción de variación alguna, y con una deficiente información, todo ello en base a la estipulación de una serie de condiciones generales de contratación que venían impuestas y que son en su mayor parte las que han dado origen a las famosas clausulas abusivas: (Vencimiento anticipado, intereses de demora, clausula suelo, contratación obligatoria de productos adicionales…). Bien es sabido que hace unos meses fue aprobado el RD 1/2013, de 15 de mayo para reforzar las medidas de protección de los deudores hipotecarios, el cual basándose en la Ley de protección de Consumidores y Usuarios (Consumidores), así como en varias Directivas de la UE pretende moderar, y digo bien “moderar”,las prácticas abusivas extendidas en el sector bancario respecto a las condiciones exigibles a los prestamistas y deudores hipotecarios. Además dicha norma pretende también adecuar el procedimiento de ejecución para adaptarlo a los requisitos de la UE y la Directiva de Consumidores y Usuarios, concediendo en plena fase de ejecución un nuevo motivo de oposición en base a la posible existencia de clausulas abusivas. Todas estas medidas son bienvenidas, qué duda cabe, sin embargo, desde mi punto de vista y de cara a la protección de los consumidores considero que no son suficientes, ya que con ellas no se ha logrado extinguir la presencia de clausulas abusivas en los contratos de préstamo, sino que simplemente, insisto, se ha limitado su aplicación para algunos supuestos, y en algunos aspectos concretos, olvidándose en todo caso de aquellos prestamos que no hacen referencia a vivienda habitual.
Negociación y consejos: ¿Quiere decirse con esto que se nos presenta un futuro en el cual el cliente y consumidor dispone de un gran abanico de posibilidades a la hora de negociar con el Banco las condiciones de su hipoteca?, evidentemente que no. Los Bancos en la actualidad siguen haciendo uso de las mencionadas condiciones generales de contratación, y siguen imponiendo, aunque con mayor cautela las mismas condiciones, solo que ahora de un modo más“light”,si se me permite la expresión. No obstante, a raíz de los acontecimientos y gracias en gran medida a la presión ejercida por la opinión pública, muchas veces amparada por los tribunales, en lo que puede denominarse un apoyo social generalizado a las víctimas hipotecarias, sí que podemos aventurarnos a predecir un futuro más fructífero y una mayor disponibilidad por parte de los Bancos a admitir y tener en cuenta las propuestas de negociación que surjan como iniciativa de sus clientes. Es decir, en primer lugar debemos de asesorarnos bien, y valorar distintas ofertas, en segundo lugar debemos de contrastar con el Banco las condiciones que nos impone, y por qué no, intentar adecuar las mismas de cara a lograr moderar sus exigencias. Y sobre todo evitar cualquier tipo de abuso, no admitir obligaciones accesorias, ni contratar servicios extraordinarios que no deseemos, no transigir por el mero hecho de obtener aparentes ventajas, y tender a exigir las mismas condiciones que marca la nueva legislación, estemos ante un crédito hipotecario para vivienda habitual o bien sea una segunda vivienda, ya que el banco no debe de actuar como un ente fiscalizador y las condiciones para el cliente deberían de ser iguales en ambos supuestos.
Conclusiones: Los Bancos como consecuencia de la crisis, así como de las presiones a las que se les está sometiendo por parte de la sociedad y del legislador, a pesar de haber sido rescatados y pese al gran negocio que han desarrollado en los últimos años, en la actualidad se muestran más reacios a conceder créditos y son más rigurosos con las exigencias y requisitos legales como es lógico. Lo cual puede parecernos de algún modo inoportuno, pero en el fondo y siempre que se genere una mayor seguridad jurídica al consumidor y se dote al mismo con una información más detallada considero que se avanza por buen camino, pese a que todavía la gran mayoría de los problemas expuestos persisten y desde mi punto de vista precisan de mayor intervención por parte del legislador, el cual debería de dotar al consumidor de medios que le otorguen una mayor seguridad y transparencia.
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